No basta amarlos

En este segundo encuentro seguimos profundizando en la manera de hacer actual y vivo el legado educativo y de amor de Don Bosco con los jóvenes

 
Amar a los chicos, amar lo que ellos aman y generar vínculo con ellos

Don Bosco fue nombrado por el Papa Juan Pablo II Padre y Maestro de la Juventud[1]. Este honor significa a la vez un reconocimiento y un compromiso. Don Bosco es propuesto a ‘todos’ los educadores del mundo y de todos los tiempos como modelo y guía. Nosotros, salesianos, debemos conocerlo, imitarlo hoy y seguir sus huellas dando respuestas inéditas desde el carisma a los desafíos de este tiempo. Tenemos la responsabilidad de ofrecer nuestro humilde aporte a la educación desde el don que Dios regaló a Don Bosco y a toda su familia a través del carisma salesiano.

La primera premisa para acceder en profundidad a la riqueza de su aporte es comprender que toda su pedagogía (y su hacer con y para los jóvenes) está íntimamente ligada a su espiritualidad y brota de ella como fruto natural. El núcleo de su espiritualidad? Su meta y obsesión permanente? Un ardiente amor a Dios y a los jóvenes, sobre todo a los más pobres y necesitados. Don Bosco sentía que Dios lo había puesto en el mundo (concretamente en la Turín del 1800) para ayudar a tantos niños y jóvenes pobres, explotados, abandonados, huérfanos en muchos casos, a encontrar en sí mismos y en sus vidas a Dios que los amaba y los llamaba a ser ‘buenos cristianos y honestos ciudadanos’.

El, que había sufrido la pobreza y la ausencia de un papá, y que veía a tantos chicos solos que caían en la delincuencia y eran marginados de la sociedad de su época afirmaba: ‘Si muchos de estos chicos encuentran un amigo que se preocupa de ellos, los orienta, les muestra otro camino, se dan a una vida honrada…’ y así decidió dedicar su vida a la educación de los jóvenes y buscar todos los medios para lograr su objetivo.

El primer paso para penetrar en el secreto de su éxito en la educación de los jóvenes, es, entonces, mirarlos con afecto, comprenderlos, amarlos profundamente, hacérselos sentir, y  desde allí generar un vínculo que lleve a los chicos a prestar atención al mensaje que él quería comunicarles… En fin, ‘conquistar sus corazones’ para hacer posible el acto educativo.[2]

Dicho de otro modo: si no nos interesa el acercamiento a los niños y los jóvenes, sus gustos e intereses, sus sentimientos y miedos; si no compartimos sus preocupaciones, proyectos y alegrías… si sólo queremos transmitirles conocimientos y valores que sólo responden a un plan de estudio, o peor aún, si lo que buscamos en tener un trabajo y ganar un sueldo a través de ellos, o lograr la satisfacción de sentirnos queridos… seguramente no estableceremos ‘contacto’, ‘encuentro educativo’.

¿a través de nuestras materias explicitamos la importancia de amar a los niños  e interesarnos profundamente por sus cosas para ‘educarlos’ más allá de lo que queramos enseñarles?
¿les enseñamos a ver más allá de los contenidos
 y a planificar con una intencionalidad que exceda la mera enseñanza?
¿les enseñamos a mirar la persona (con toda su dignidad y riqueza humana y espiritual) que hay en cada uno de sus alumnos?

Es interesante reflexionar en base a los encuentros iniciales de Don Bosco con algunos chicos[3], prestando atención a
-         las estrategias que ponía en juego con cada uno o con cada grupo,
-         las dificultades con las que tropezaba y cómo las sorteaba,
-         qué buscaba más allá de esos cruces puntuales.

A través de fragmentos de la película de la RAI[4], podemos mirarlo en sus relaciones educativas con: José Buzzetti, Juan Cagliero, Miguel Rúa, Domingo Savio, Bruno y Enrique, los albañiles y chicos de la calle. Y también se pueden profundizar con textos, en los encuentros de Don Bosco con Bartolomé Garelli, Miguel Magone[5], Francisco Besucco. Son diferentes los estilos de encuentro, son diferentes las estrategias, las dificultades… pero se percibe siempre el mismo objetivo…establecer un vínculo de afecto y confianza para acompañar, ayudar a crecer, orientar en la vida, llevar al encuentro con Dios…

¿Cómo logramos ‘encontrarnos’ con cada uno de nuestros alumnos en sus diferencias?
¿Logramos establecer con cada uno un vínculo que los ayude a crecer
y desear ser mejores maestros?

[2] Para profundizar: Carta de Don Bosco, desde Roma, en 1884: http://www.conoceadonbosco.com/descargas/escritos/Carta%20de%20Roma.pdf
[4] Don Bosco – Film de Ludovico Gasparini, producido por la RAI. – Se puede bajar de Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=QgDAcYZNpA8

[5] Biografías escritas por Don Bosco de Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Besucco http://www.conoceadonbosco.com/descargas/escritos/Biograf%C3%ADas%20juveniles,%20Domingo%20Savio,%20Magone,%20Besucco.pdf

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